domingo, 8 de noviembre de 2009

Ahora más que nunca, metodología

El otro día le daba vueltas a un concepto interesante: ¿el futuro es incierto o desconocido? Parece más una pregunta filosófica que relacionada con las finanzas personales y la inversión pero en realidad creo que tienen mucho que ver.
Sobre el futuro tenemos muchas certezas incluso en el terreno económico: los tipos de interés subirán y más tarde bajarán para luego volver a subir y así indefinidamente, lo mismo con los impuestos, con la inflación, con la actividad económica, con el desempleo, PIB del país, los mercados financieros, etc. Todo es cuestión del “cuándo”. Por tanto concluyo que no es “incierto” sino “desconocido”: desconocemos cuándo van a pasar las cosas que sabemos que ocurrirán.
Todo esto lo saco a relucir porque quiero incidir en la importancia de tener una metodología de inversión. Sin metodología dependemos de nuestro estado de ánimo: si nuestro equipo de futbol gana la vida es bella y el optimismo puede llevar a tomar decisiones de compra, si se me estropea la nevera el enfado me puede llevar a ver las cosas de forma negativa y vender.
Una metodología puede ser muy complicada o muy simple y ambas ser correctas aunque es recomendable una simple porque se minimizan los errores de interpretación y porque requiere menos esfuerzo y dedicación. De hecho he observado que habitualmente los errores de inversión se producen por falta de metodología o por falta de persistencia en el seguimiento de la misma.

¿Qué pasará en 2010?

Pues la verdad es que no lo sé, ni lo que pasará en 2010 ni 2011 ni más adelante y nadie lo sabe; tenemos certezas de lo que pasará pero desconocemos el timing.

Por tanto la mejor manera que tenemos de minimizar los riesgos de cara al futuro es ceñirse estrictamente a una metodología, y ahora quizás más que nunca cuando no está claro si se ha iniciado un mercado alcista o si estamos en un rebote importante del mercado bajista.

Una metodología básicamente debe obligar a cortar las pérdidas cuando se producen y dejar correr las ganancias. En caso contrario es una metodología de "selección inversa de valores": se venden los activos que han obtenido una rentabilidad considerada adecuada por el inversor y se mantienen los activos en pérdidas a la espera de que recuperen la posición inicial. Al final el inversor se queda con una cartera de activos perdedores con pocas probabilidades de recuperar su situación inicial en el corto o medio plazo y sin nuevo dinero para invertir.

Si la metodología seguida es muy "cercana" al mercado es posible que un mercado dubitativo como el actual obligue a entrar y salir múltiples veces pero siempre será mejor que tomar las decisiones "porque sí". Si no está pegada al mercado entonces los movimientos serán menos frecuentes pero no por ello deben dejar de hacerse; es el peor riesgo de estas metodologías porque el inversor puede descuidarse y empezar a tomar decisiones tardías no metodológicas.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Totalmente de acuerdo en la necesidad de una metodología y en la importancia de ser disciplinados.

Sugieres una sencilla metodología de cortar pérdidas lo antes posible y dejar crecer los valores que suben. O sea, seguir la tendencia. Posiblemente sea un buen sistema aunque la dificultad estará en poner unos límites razonables (cuánto perder? cómo determino que un valor ha dejado de subir?).

En cualquier caso creo interesante un análisis mixto que se fije en la tendencia pero también en los fundamentales de cada negocio (lo cual no siempre es fácil ya que no solemos tener el conocimiento del negocio o todos los datos).

Jose dijo...

metodología mixta, de lo más sencilla: Qué compro: análisis fundamental. Cuándo compro: análisis técnico.

Antonio Borrás dijo...

@Jose... en realidad no soy partidario de esa manera de hacer. El inversor fundamental selecciona las compañías con el objetivo de ser 'copropietario', es la manera en que se siente seguro a la hora de invertir e idealmente las mantiene por muy largo plazo (ala Warren Buffet). Un inversor técnico únicamente se guía por el precio y el tiempo que mantiene una acción en cartera lo determina su propia evolución. Mezclar ambos estilos de inversión me parece incongruente. Además, por muy buenos fundamentales que tenga una compañía no tiene porqué comportarse mejor que otras o incluso que el índice.
Yo soy muy técnico, no tengo "caracter fundamental".