miércoles, 11 de abril de 2007

Volatilidad, riesgo y el inversor a largo plazo

Las acciones que suben y bajan mucho se dice que tienen mucha volatilidad o riesgo pero estos dos términos implican cosas diferentes que hay que saber diferenciar.

Por riesgo debe entenderse que hay una probabilidad no nula de que esa acción pase a valer cero de forma súbita. Por ejemplo, una compañía minera que está explorando posibles yacimientos pero todavía no tienen ninguno en explotación tendrá un precio por acción bajo. Si compramos la acción estaremos apostando a que encontrará un buen yacimiento, iniciará su explotación y tendrá beneficios. Por el contrario, asumimos el riesgo de que no encuentre nada y que sus acciones pierdan todo su valor.

Cuando compramos un warrant asumimos el riesgo de que el movimiento sea contrario al de nuestra apuesta y perdamos toda la prima que hemos pagado.

En la renta fija también corremos el riesgo de que hayamos prestado el dinero a una empresa que quiebre y no nos devuelva el dinero.

Las acciones son por definición más volátiles y más arriesgadas que los fondos de inversión, ya que estos últimos invierten en muchas acciones, no en una sola. En ocasiones el rendimiento global del fondo es menor a la media de las acciones del sector en el que invierte pero a cambio de un riesgo mucho menor (si una compañía quiebra y sus acciones valen cero el fondo pierde una parte de su patrimonio gestionado, pero no todo).

Un inversor conservador buscará acciones o fondos de inversión con poca volatilidad ya que posiblemente no dormiría bien por las noches, como contrapartida es muy probable que no conserve el poder adquisitivo de su patrimonio.

Un especulador buscará instrumentos con mucha volatilidad porque son los que pueden ofrecerle resultados más elevados en el corto plazo. Si la acción en la que ha invertido cae de valor lo más probable es que la venda asumiendo la pérdida y busque la siguiente operación, en vez de esperarse a que vuelva a subir, que puede ser al cabo de 1 mes o 1 año.

Se podría pensar que un inversor a largo plazo buscará un término medio en volatilidad, instrumentos que den más que la inflación pero que no den grandes saltos. La realidad es que un buen inversor a largo plazo adora la volatilidad porque supone un mayor rendimiento. No se asustará con correcciones bruscas o profundas porque no lucha contra el mercado sino que espera que su inversión madure. Y si su cartera global tiene una volatilidad superior a su capacidad de sufrimiento entonces la diluirá con inversiones con muy baja volatilidad en la proporción adecuada hasta que duerma toda la noche.

Siempre hay un secreto, el inversor a largo plazo tiene dos y ambos muy importantes:

  • Saber escoger cuáles van a ser los temas que están condenados a subir en el largo plazo y cuál es el instrumento más adecuado desde el punto de rendimiento y fiscalidad.
  • Disciplina para no deshacer posiciones en un momento de corrección de mercados.

Conclusión
No hay que confundir riesgo con volatilidad. Riesgo es la probabilidad de pérdida muy elevada (o total) de forma súbita mientras que volatilidad es el movimiento natural de los activos hacia arriba y hacia abajo. El especulador teme la volatilidad pero es adicto a ella. El inversor a largo plazo no tiene miedo a la volatilidad sino que obtiene beneficio de ella.

En cualquier caso el secreto máximo de cualquier inversor de éxito es la disciplina, sea cual sea su método.

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