martes, 30 de diciembre de 2008

Primero solvencia, luego crédito

Los medios de comunicación están centrando la atención de la lucha contra la recesión en la disponibilidad de crédito para empresas y particulares y en la reducción del diferencial entre la deuda pública y la deuda privada. ¿Alguien se ha preguntado si el que pide el dinero tiene la solvencia requerida para devolverlo y qué hay que hacer para que la recupere?

La liquidez no hace el crédito

Parece que lo único importante es que los bancos presten dinero a cualquiera que se lo pida. Evidentemente hay casos para todos los gustos y no voy a entrar en la justicia o injusticia de como están utilizando las entidades financieras y otras empresas la liquidez de que disponen. Las únicas reflexiones que me atrevo a hacer son las siguientes:

1. Una empresa, como por ejemplo una entidad financiera, es como un ser vivo y hará lo necesario para sobrevivir, mientras sea dentro de la legalidad esta en su derecho e incluso obligación; y

2. la entidad financiera en problemas o se la nacionaliza o se la deja quebrar para que las que lo han hecho mejor obtengan su recompensa y sean mas grandes y fuertes. No se puede pretender mantener la falacia de un libre mercado con compañías ayudadas por el estado compitiendo contra empresas que no lo han requerido. Además, forzar a las compañías auxiliadas a prestar dinero puede abocarlas a la quiebra que precisamente quería evitarse.

Dicho esto creo que por mucha liquidez que se inyecte en el sistema el crédito no fluirá hasta que se restaure la solvencia.

Un particular o una empresa con poca solvencia que requiera crédito implica para la entidad financiera un riesgo demasiado elevado de perder el preciado capital que actualmente la mantiene solvente. Por otro lado un individuo solvente guarda su capital para el futuro y aunque pueda optar a dinero barato no solicita crédito en este entorno incierto o lo hace en pequeñas cantidades que no reactivan la economía. Y una empresa solvente conserva toda la liquidez posible, no acomete nuevos proyectos y como mucho refinanciará deuda a largo plazo en términos mas ventajosos cuando sea posible.

Restaurar la solvencia

La solvencia de una persona sólo se restaura con una cierta estabilidad laboral. Es por ello que los programas de reactivación económica deben centrarse en proyectos de inversión estatal intensivos en mano de obra: reforestación, limpieza de bosques y litorales, infraestructuras, renovación hotelera, etc. Estos proyectos, anunciados y financiados para el largo plazo (5 años), proporcionan al acreedor la mínima confianza en que le devolverán el dinero prestado.

La solvencia de las empresas es mas delicada de valorar, a mi entender es mas solvente una empresa con una tecnología diferencial y un negocio rentable, aunque tenga un problema de liquidez puntual, que una empresa con dinero pero cuya viabilidad empresarial a medio plazo es discutible. Creo que las medidas a tomar deben ir enfocadas a ayudar a las primeras y, lo mas importante, evitar distorsionar el libre mercado que acaba obligando a las ineficientes a espabilar o desaparecer. En esta linea seria deseable que se hiciera cumplir de forma estricta los periodos de pago entre clientes y proveedores para minimizar las tensiones del cashflow y permitir identificar rápidamente clientes con problemas de mora (una justicia rápida en temas mercantiles ayudaría). Y puestos a pedir, las administraciones publicas deberían pagar sus deudas acumuladas, y puntualmente a partir de ahora, como vía para restablecer el circuito de pagos.

Cierre

No ha fallado el libre mercado, ha fallado la supervisión y se ha sido extremadamente laxo en hacer cumplir las normas. Se prefería hacer una nueva antes que obligar a cumplir la existente.

La existencia de liquidez para prestar es una condición necesaria pero no suficiente para salir de la crisis, deben impulsarse principalmente políticas de recuperación de la solvencia personal y empresarial. Y un crédito excesivamente barato puede parecer muy atractivo pero tiene implicaciones muy malas a largo plazo ('si el precio del dinero es cero, ¿cuanto vale el dinero?', fuente: analista norteamericano).

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